Ya me he dirigido a Uds. en otra ocasión, informándoles cual es el rol que desempeña el Consultor Psicológico en el abordaje de la fibromialgia. Hoy deseo completar ese, mi primer artículo, agregando algunos datos más sobre nuestra tarea e informar acerca de cuales son los aspectos psicológicos de aquellas personas que padecen esta enfermedad y que ameritan iniciarse en este proceso para tener una mejor calidad de vida sin dejar de lado el tratamiento clínico.
A la fibromialgia (FM), por sus características se le asigna un tipo de tratamiento que no es curativo sino que pretende ser preventivo de unos síntomas y paliativo de otros. Dado que se trata de un trastorno con tan variada sintomatología han sido probados tratamientos de muy diversa naturaleza. Entre ellos el tratamiento farmacológico acompañado del ejercicio físico y la asistencia psicológica. Existe suficiente evidencia de que sólo el tratamiento farmacológico no obtiene los resultados esperados, por lo que cada vez con más frecuencia se ofertan formas alternativas de tratamiento, solas o en combinación, desde un enfoque bio-psico-social de la enfermedad.
La Consultoría Psicológica tiene un papel fundamental en la promoción y prevención de la salud mental como también en la asistencia para la resolución de problemas que producen malestar, perturbaciones emocionales y/o dificultades vinculares. La FM se relaciona con personalidades proclives al dolor combinado con falta de asertividad y dificultad para identificar emociones negativas, especialmente ira, frustración y tristeza. Un elemento fundamental es la baja autoestima y la necesidad de la aceptación y reconocimiento de los demás a través de los éxitos. Experiencias infantiles negativas, como pobreza extrema, falta de afecto, eventos traumáticos repetitivos o abuso físico o sexual pueden incrementar también la susceptibilidad a la enfermedad. Además, los afectados de FM son, en general, personas muy activas con demandas excesivas de triunfo, perfeccionistas, que trabajan demasiado y que en general les cuesta poner límites ante las demandas de otras personas.
La función del Consultor Psicológico es ayudar a la persona afectada a controlar los aspectos emocionales como la ansiedad y la depresión, los aspectos cognitivos, los conductuales y sociales que pueden estar agravando el cuadro clínico. Este tipo de proceso tiene como fin que el paciente modifique sus creencias sobre la enfermedad y aprenda técnicas de afrontamiento que le permitan responder adecuadamente al dolor y a otras manifestaciones clínicas.
Brindamos información y las herramientas adecuadas para que el consultante pueda lograr una mejor calidad de vida. Informar y educar sobre la naturaleza de la enfermedad y el modo en que la afronta y la adquisición de hábitos (aumento de actividades, relajación, solución de problemas, higiene del sueño, etc.). Finalmente, la etapa de puesta en práctica consiste en que el consultante compruebe y optimice los recursos para aumentar la actividad física, tomar momentos para el ocio, las actividades sociales y familiares y mejorar las habilidades de relación interpersonal, todo esto para mejorar la intensidad del dolor, el malestar emocional y aumentar la capacidad de control de la enfermedad. Igualmente, como la FM puede tener diversos y múltiples síntomas que se relacionan con distintas especialidades de la salud y al existir distintos factores predisponentes, necesita de un enfoque terapéutico integral.
La eficacia del tratamiento interdisciplinar se advierte en el control del dolor, la capacidad para afrontar la enfermedad, el cambio de las creencias, la capacidad funcional y la mejoría en los síntomas de ansiedad y depresión, entre otros.
Los pacientes presentan un patrón de actividad caracterizado por alternar períodos sin síntomas o con síntomas menos intensos (en los que se intenta retomar gran número de actividades) con períodos de exacerbación de los síntomas, principalmente dolor y fatiga (en los que la persona se ve obligada a descansar). Nuestra intervención se dirige a reflexionar sobre el patrón de actividad, a la inclusión de descansos, a la realización de técnicas de relajación y de ejercicio físico moderado. Igualmente, no sólo hay que adoptar estrategias de comportamiento, de organización y planificación del tiempo, delegación y disfrute de actividades placenteras, sino también cognitivas, relacionadas con el desempeño diario y las autoexigencias. En la actualidad consideramos a la FM como una enfermedad bio-psico-social es por esto que se hace incapié en los aspectos cognitivos y emocionales que influyen en la sintomatología (dolor, estrés, ansiedad, depresión, limitación funcional).
Otra vía de actuación, más relacionada con la promoción de la salud es aquella centrada en la forma de afrontar la enfermedad a partir de la construcción de fortalezas, virtudes y competencias. Además, es necesario aprender a controlar las emociones adoptando una actitud distinta, tratando de identificarlas lo que repercutirá en la disminución del dolor, mejorando la autoestima, el sentido de coherencia, la capacidad de expresión emocional, el autocontrol emocional, el optimismo y el apoyo social.
Por todo lo anteriormente expresado, en definitiva, nuestro trabajo tiene como fin mejorar la calidad de vida de las personas afectadas con FM y la promoción y prevención de la misma, en personas con factores de riesgo.
Y para finalizar, aprovecho esta oportunidad para dejarles este mensaje para que lo tengan siempre presente:
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