miércoles, 23 de marzo de 2016

Estrés y Fibromialgia

ESTRÉS

 El estrés es una consecuencia directa de la sociedad en la que vivimos, en la que cada día nos vemos sometidos a más exigencias y presiones, a las que tarde o temprano, no somos capaces de dar respuesta.  
 Aunque solemos asociar el concepto con el malestar, en una primera instancia el estrés se relaciona con los procesos de adaptación a las demandas del entorno. En una segunda instancia, cuando la persona es incapaz de dar respuesta a esas exigencias, estamos ante un estado de fatiga física y psicológica provocada por exceso de trabajo, desórdenes emocionales o cuadros de ansiedad.

ESTRÉS Y FIBROMIALGIA

 Las personas con fibromialgia, aún más que las personas sanas, se ven afectadas por el estrés tanto física como emocionalmente. Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que  influye en esta enfermedad de diversas maneras, es por esto que cuando las pacientes aprenden a manejar determinadas situaciones, pueden vivir con mayor bienestar.
 El estrés juega un papel muy importante en la aparición de enfermedades crónicas como la fibromialgia (entre otras), ya que muchos/as  aquellos/as que las padecen, antes solían tener vidas muy ocupadas y llenas de tensión. 
 Las causas por las que una persona puede desarrollar estrés son diversas,    aunque ciertos sucesos vitales que afectan a la familia o el entorno social en que uno vive puede ser causales, sin duda el factor más habitual es la presión laboral a la que una persona puede sentirse sometida. 
  Aún así, un mismo entorno laboral puede generar distintas respuestas en los individuos. Esto indica claramente que los factores externos son tan sólo un elemento (en ocasiones determinante, en otras secundario) en la aparición del estrés. Más bien, su desarrollo está condicionado por la capacidad de cada uno para hacer frente a situaciones estresantes, en las que tienen especial importancia sus características particulares, como la personalidad, las estrategias que adopta y el apoyo social con el que cuenta.
 Una persona con fibromialgia, por ejemplo, tiene que lidiar a diario con situaciones que le pueden generar estrés: 
El dolor conduce a estrés lo cual provoca más dolor.
El no poder realizar ciertas actividades durante el día, por el cansancio y la fatiga.
No poder dormir bien de noche.
La sensibilidad al clima.
Trastornos cognoscitivos entre otros.

 De la misma manera que no hay una única respuesta ante situaciones estresantes, tampoco las consecuencias son siempre las mismas, aunque hay una serie de enfermedades y trastornos físicos y psicológicos que suelen afectar de alguna forma a las personas que padecen el estrés. 
 En el plano fisiológico, puede provocar trastornos cardiovasculares (hipertensión arterial, taquicardias o enfermedad coronaria); respiratorios (asma bronquial o hiperventilación); gastrointestinales (úlcera péptica, colitis ulcerosa y estreñimiento); dermatológicos (sudoración excesiva y dermatitis), musculares (tics, temblores, contracturas) y sexuales (impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso y alteraciones del deseo) y facilitar el campo o entorno adecuado para el desarrollo de diversas enfermedades como fibromialgia, asma, diabetes, fatiga crónica,  etc.
 En el plano psicológico, se pueden observar alteraciones como miedos, fobias, depresión, trastornos de la personalidad, conductas obsesivas y compulsivas y alteraciones del sueño. Todas estas alteraciones pueden estar acompañadas por trastornos cognitivos como incapacidad para la toma de decisiones, dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes e irritabilidad.

 ¿Cómo se puede combatir el estrés? 
Pensar siempre en positivo. Es imprescindible aprender a valorar los recursos con que cada uno cuenta para afrontar situaciones estresantes, así como darle a las cosas su verdadero valor sin caer en interpretaciones distorsionadas y dramáticas de la realidad.
Controlar las reacciones de nuestro organismo ante situaciones estresantes. Para ello existen técnicas de relajación física y mental (que hacen hincapié en la relación entre una mente sana y un cuerpo sano) y de control de la respiración (que nos enseñan a tener una adecuada oxigenación en una situación de estrés).
La autoestima, bien alta. Estas técnicas buscan desarrollar la capacidad para manifestar sentimientos, deseos y necesidades con claridad, y a la vez aprender habilidades sociales para aumentar la seguridad personal en el manejo de situaciones. 
Bien rodeado siempre es mejor. Es muy importante tener el apoyo de familiares, amigos y compañeros, porque facilitan su integración y adaptación y son un respaldo constante para la persona.
Desarrollar un estilo de vida sano y activo. Mantener un buen estado físico y adoptar hábitos alimentarios saludables también ayudan a prevenir el estrés.

Consultora Psicológica Angélica Perkal
Atiende los días Lunes y Viernes de 13 a 18 hs.
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